Ahora que empiezan los días lindos, y sumado al cansancio o podredumbre propia de este estadío del año, es inevitable para un ser humano promedio pensar en las vacaciones que vendrán… pronto… ya llegan… y dejamos rodar nuestra imaginación… y ya estamos allá... si.. en la playita…
Claro… todos sabemos que la sensación del comienzo no es exactamente la misma que se siente después de 15 días de playa…!
La pregunta es: que corneta pasa en el medio?
Analicemos mejor dos casos específicos.
Día 1 y Día 14. Lo que pase en el medio queda a libre imaginación del lector.
Día 1:
Llego después de la inevitable excitación del viaje, esa ruta que no veo desde enero pasado, nunca amé tanto una estación de servicio, una medialuna de Atalaya, recargar el termo, volcar el mate, la música que sea que pasen en la radio me encanta! y ni hablar cuando se entremezcla con alguna radio local si ya estoy llegando al lugar!!! Que emoción. Dejo todo en el departamento que alquilé, chancleta, short y gorra, toalla en mano, cargo la reposera. Mi acompañante lleva el termo con bizcochos, los sandwichitos para el mediodía… y allá vamos.
Sonrisa para el portero del establecimiento, sonrisa para el señor que se está yendo porque se le cumplió la quincena! Jujuaa pobre tipo!.. en cambio yo... que suertón, no??
En fin, como estoy re cheto porque a diferencia del año pasado que alquilé a 15 cuadras, esta vez conseguí a UNA cuadra!!! Me siento totalmente superado, tomo la única calle que deberé caminar hasta llegar al paraíso. Y esa arenitaaaaaa! Que lindas las callecitas de arenita… “Debería hacer de arenita todas las calles del país, es mas deberían arenar la 9 de Julio… o caminito! Caminito arenado sería lo más!” impagable! Al lado mío camina una señora entrada en años, con la piel curtida por el exceso de sol, malla enteriza, pareo o sábana vieja, un canasto gigante, parece que lleva muuuu-chas delicias (Seria genial hacerme amigo) una niña que carga sus juguetes muchos, y le sonrío, le muestro todos mis dientes. Amablemente me devuelve el gesto! Que divina la vieji!!!
A mi lado pasa un pibe en cuatriciclo, y lo miro como si fuese lo más! “no me voy de acá sin alquilar uno de esos!” pienso.
Ese olorcito… a mar! “Exquisito aroma a algas marinas!” Y ya se va complicando cada vez más caminar, porque la arenita se va haciendo más profunda, y no puedo evitar sacarme la chancleta y enterrar la pata… ayy.. quema un poco... pero por el hermoso sol que le pega!
Cuánta gente!!! Qué lindo! Todos disfrutando, meta paleta y bochas. Por allá se escucha: “pirulineeees… barquillos y mas pirulines” (que simpático!)
Me ubico atrás de la carpa para aprovechar la sombrita que me tira. Adiviná quien es la dueña de la carpa? Sí… señora pareo y su hija Jackeline, que ya está a pleno con sus moldecitos. Acomodo todo y me voy a la orilla, no aguanto más… y ya veo como se va transformando la arenita, ahora está mojada y lleeeenaaa de caracolillos preciosos (ya después voy a juntar algunos para hacer un collar) ouch! Un niño sin querer me roza con su tabla… no importa... todo bien corazón! El viento, la brisa me vuela los cabellos, el sol en el rostro!!!! Que inmensidad!! El mar… y más allá el infinito (y todas las reflexiones sobre la vida, el poder de Dios, la creación, lo pequeños e insignificantes que somos y los misterios de la vida submarina que uno hace en ese momento y nunca más).
Claro este es el comienzo de un típico día 1 en la playa.
Veamos ahora como sería, según el estudio de progresión en el tiempo, la deformación del asunto, ya con Glori puteandome en la oreja,
Día 14:
Salgo del departamento (que a ésta altura es un kilombo, hay arena en la cocina, la ducha es un pequeño arenero, lástima que no entra un tobogán, porque bien podría funcionar como plaza pública, hay más arena en las sillas y en la cama! Qué linda la arenita…no? Con el ánimo por el piso, ya hay aroma a vuelta, me dispongo a transitar el último día. Salgo del departamento, cara de orto para el portero del establecimiento, cara de orto para el señor que está llegando porque empieza la primera de febrero! Jojo pobre de mi!.. en cambio él... que suertón, no??
Empiezo a caminar, y esa areniiiiita… ¡basta de arena! Y ese olorcito a mar... pero que mar? Ese olor a concha marina! A atún.. que asco viejo!
El pendejo de mierda con el cuatriciclo casi me atropella, re caliente porque no pude alquilarlo, porque salía 50 dólares el minuto, intento sacarme el kilo y medio de arena que me metió en el ojo, y medio nublado veo salir a la señora de pareo…cargando mas exquisiteces…(ya debería ir suspendiendo, no?) y re feliz, con su mejor sonrisa.. (no se de que se ríe todo el tiempo!)
Ya se me va metiendo la chancleta en la arena…y maldición! Parezco los de Viven cuando decidieron salir a buscar ayuda caminando y se enterraban hasta la rodilla… porqué? Porqué? Y encima quema! Por dio! Hay que asfaltar viejo!!!, por algo no arenaron la 9 de julio! Porque la arena es una mierda”!
Sigo caminando y veo… 2 millones de personas... pero cada vez somos más? Esto es un hormiguero!! La gente no se cansa de venir a la playa? Si encima está nublado!
Me ubico otra vez atrás de la carpa, y apenas me siento, me clavo el moldecito de jackeline en el culo! Pero la p@##€@ madre! Nena... la próxima vez vamos a hacer un molde in situ pero de tu cara sobre la arena! Entendiste? Y no se te ocurra contarle a la pasa de uva de tu madre porque te ahorco con un collar de caracoles, me oíste?
En fin, un poco alterada ya, cazo el libro que llevé “la clave del éxito: aprender a disfrutar” y escucho: “pirulines….barqui… escuchame una cosa: me gritás una vez más pirulines en la oreja, y te compro dos y te los clavo uno en cada ojo! Y no estoy jodiendo!”
Cagada de calor, porque tengo que estar con remera, abajo soy babe el chanchito valiente, color fucsia, más específicamente, color bazooka, decido por lo menos refrescarme las patas en la orilla.
Voy caminando, y ya siento la arena que se transforma en esa especie de postre serenito de chocolate, que en esta nueva versión viene con caracoles rotos que se me clavan uno a uno en el pie. Maravillosa sensación, que alcanza el clímax cuando otro pendejo piel de judas me entierra la tabla en la pantorrilla, y “escuchame una cosa, demonio en cuerpo de niño… tomate el buque porque te voy a dar un voleo con la tabla que te van a tener que ir a buscar la cabeza a mar de ajó y el resto del cuerpo a Valeria del mar!!!”
Y ahí si… el viento pampero del sur, que me enreda los pelos, me falta decir Jacuna matata y daría bien como doble de Mufasa, cierro los ojos, apunto al cielo, me cae una gota del tamaño de la provincia de Chubut, y pienso… “viéndola bien, ésta agua es un asco…mmm color caqui, y helada… que hago yo acá? Yo estoy para mas, che!”
Y la ultima charla con el creador, ahí, a orillas del inmenso mar:
porqué Señor? Porque nos diste esta costa? No trabajo lo suficiente todo el año como para merecer agua turquesa? Acaso no he sido buen compañero toda la primaria, como para pretender agua tibia!? Es mucho pedir la mitad de gente el verano que viene, siendo que pagué todos mis impuestos y no robé nunca nada (salvo un chicle jirafita cuando tenía 6 años)? No he sido buen vecino con el hijo de puta de arriba que talonea hasta las 3 de la mañana que me merezco esta arena, que es un pan rallado usado varias veces? No fue una buena decisión comprarme los tapones para oído en vez de ametrallar al hombre frente a su familia? Y él se fue a Las Bahamas! Porque él disfruta azúcar impalpable y yo pan rallado?
La pregunta final, sería entonces: ¿Qué hace uno mal todo el año para recibir pan rallado? o estaré pagando viejas deudas... será el chicle jirafita? mi##@! el chicle más caro de la historia!
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Peras