Algunos pensamientos, que no llegan a pera.


25 de noviembre de 2010

Yo tenía una amiga que un día no me habló más

Cuando te tomaste el 113 el otro día, y dijiste: “Muy buenos días señor chofer de esta vieja y querida línea! 1.20 por favor!!” estabas feliz. Tampoco lo que se dice…uhhh que feliz ¡la puta que vale la pena estar vivo!.. pero un feliz como para… ¡la puta menos mal que vino rápido que me espera la milanga nuestra de todos los días en casa!
Ahí es cuando, sin esperarlo (como dicen que suceden las mejores cosas cuando uno no las espera…) Ocurrió. La viejecilla que ocupaba tu futuro asiento… (vieron que uno le pone el ojo al asiento que mas le gusta, o mejor dicho, al pasajero que mas cara de bajarse en la próxima tiene) se levantó, y te cedió el lugar! “¡Mamadera –pensaste- no creo tener esta racha por mucho tiempo, aprovechémosla”. Te colocas el mp3, y te dispones a disfrutar el viaje, con tu mejor semblante y esa cara de pelotudo que pone uno cuando mira la ventanilla pensando en florecillas amarillas, cuando sucedió lo que no esperabas, no debía, no se suponía que iba a suceder! La viste. Si. Era esa persona, no había dudas. Tu peor enemiga, aquella que alguna vez fue tu confidente, tu media naranja, tu compatriota, tu comadre y hoy, simplemente es más… mucho más que eso! La innombrable. Toda la sangre de tu cuerpo hierve a borbotones, viajando a velocidades inconmensurables, los ojos estallantes de ira, manos sudorosas y que ganas de decirle al de al lado: “la viste boludo? Era ella no?”. Gracias a Dios, te contenés.
No conforme con el flash informativo de su presencia, el colectivo para gracias al semáforo y te regala la posibilidad de seguir con la mirada todo el recorrido, pero cuando digo todo, quiero decir… todo, desde el precio de la chabomba que miró en la mercería, pasando por el kiosco, los últimos halls cream sabor mora que se clavó, el rollito que hizo con el papelito y la velocidad y ángulo de tiro al tacho! el saludo a la amiga, su sonrisa socarrona, bien de cerca, zoom in, zoom out al saludo, repetición cámara lenta, no perdés detalle.
Para cuando el colectivo arranca ya es tarde para relajarse. Caliente como pava de lata bajas en tu parada y ahí es cuando la pregunta aparece:
¿Cómo puede ser que esto todavía me afecte? Y de esta manera?

Enojado con vos mismo, aparece Gloria, tu lado salvaje y te recomienda mejor volcar tu furia en ella. Recordando cada momento, cada detalle, cada discusión, cada bronca. Cada minuto invertido en algo tan estéril como esa relación! Para que, eh? Para esto? Y ella muy feliz! Claro… la muy turra rehizo su vida! Que hija de puta! Y varios malos augurios más. Y uno, perdiendo el tiempo pensando en esto… (ésto ya no es ni siquiera de la familia del rencor) y ni hablar el tiempo que perdiste leyendo ese estúpido mail de Mahatma Gandhi con el paisajito de la lagunita de fondo y la musiquita estimulante para que llores!… “nadie es indispensable, para que regresar a algo que ya no existe, mirá hacia delante, ni tu eres el mismo ni ella tampoco!” no consuela a nadie,… no? Y el tiempo que perdiste en su pelopincho los veranos?? Acaso Gandhi te devuelve el tiempo Y EL DINERO que perdiste comprándole los patines para cuando cumplió 6?
Y el día que te dedicaste a llenarle la cabeza de trenzas??? Y el chongo que le presentaste cuando bien te lo podrías haber comido vos? Mahatma: Las navidades que le pelé y corté la fruta para su fuCkiN enSalADa de FruTTA? Eh? Eh?

Y quien dijo que me afecta? Esto ya está superado. Forma parte del pasado!

Dejas pasar unos días, tratando que los malos pensamientos que te acechaban se diluyan, pero veamos la serie de sucesos que acontecen a continuación, no casuales, como una catarata de indicios, que afirman “Acá hay algo no resuelto”
Día uno: cuando en tu camino de vuelta de tu clase de gimnasia, a pleno relax, su hermano, su tía, su padrino y su perro te saludan en la esquina.
“Hola que tal, como andan tanto tiempoa uds les contó lo que pasó por casualidad? No, no? Claro... me imaginé, bien que lo saben y no me lo dicen Que sigan bien!
Día dos: en el  boliche que vende cartuchos atendido por sus dueños, una china y un chino.
“Un cartucho blanco y negro, tenés? me imagino que te habrá contado no? Si! A vos… a la de chancleta le hablo…cuando le dije “está lindo el negrito, refiriéndome a su novio… y no se porque no le gustó… que más les contó de mi? Que soy una turra? Si Hewlett Packard, gracias”
Día tres: mirando una novela, y odiando al personaje de una niña de 6 años! 
Esta pendejita no se porque me da una bronca…ya se que es una criaturita pero despierta lo peor de mi….debe ser porque es demasiado agrandadita, decilo nena! Es un clon de la innombrable cuando tenia 6 años… que cosa idéntica…esas colitas, todo! Devolveme la guita de los patines! Debe ser el papel que hace que me molesta!”
Dia cuatro: te encontrás un ex compañero de colegio y lanza la prenguntonta:
“Y que es de la vida de tu amiga? -Ahh…Bien, no sé nada de ella porque me peleé, mas que trabajó en la marroquinería de la vuelta, y después la pasaron a la sucursal de Corrientes, se toma el 124 a la mañana, pero parece que los fines de semana se queda en lo del novio que vive por ahí, el perrito murió pero compraron otro igual, y la casa de arriba parece que la vendieron a buen precio, pero te repito… no sé nada porque no la ví más!”

En fin.. uno cree que tiene resueltas las cosas, y basta una boludez para darse cuenta que no tiene resuelto un carajo. Un simple comentario… una situación limite.
En el día cinco: ocurre. Lo ves. Clarito. Y te decís a vos misma: estás en el horno, cuando el tachero te dice:son 7 pesitos pero digo “Qué misterio no? y…usted, porqué no le preguntó nunca nada?”


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Peras